“Mi esposa me rechaza pero aún sigo con ella”

Pedro Arévalo afronta una enfermedad genética que padece una de cada tres generaciones y se le conoce como anemia drepanocítica. Tiene 30 años y desde su infancia empezó este proceso que se transformó en una discapacidad.

Tiene los ojos marrones, cabello liso y negro; es de piel morena, contextura delgada y labios resecos. Va a todas partes con un atuendo deportivo acompañado de sus muletas y su fiel amigo “el bolso”. Marcando pasos cortos y pausados se dirige a cada rincón.

Los recuerdos de su infancia se visualizan a través de un hospital. Sus primeros años de vida estuvieron rodeados por enfermedades e infecciones debido a que sus glóbulos rojos en forma de luna son atrapados por los blancos, por lo que le realizan transfusiones de sangre cada cierto tiempo.

Inseguridad por su condición

Por los problemas en los huesos que presentó a sus 28 años de edad, se le hacía difícil caminar. Le realizaron varias cirugías para implantarle una prótesis pero la primera operación la perdió tras una caída en el baño. Posterior a eso, entró de nuevo en quirófano para que le colocaran una nueva dentro de su muslo derecho con el fin de caminar.

Dicha prótesis fue mal colocada, pues la idea era que pudiera caminar con el apoyo de un bastón pero “el médico se equivocó y me colocó la pierna en la posición contraria”. Tiempo después le realizan un nuevo chequeo que arroja la necesidad de una nueva prótesis que cuesta unos 200 millones de bolívares aproximadamente, dinero que aún no ha podido recaudar.

“Consumo crack para aliviar el dolor de mis piernas, luego de caminar todo un día, ya los calmantes no me hacen efecto”, nos confiesa Pedro sin levantar la mirada.

Su vida amorosa se desarrolla con una mujer que el cataloga “de carácter fuerte” con la que tiene en común dos hijos, una niña de doce y un varón de siete años.

Se ha enfrentado al abandono de hogar de parte de su esposa ya que ella decidió separase para probar “otros hombres” y luego de dos años volvió con él. Pedro expresó que después de su regreso no lo apoya en su proceso médico.

Discapacidad y vida sexual

Ella domina la relación. Suele despreciarlo frecuentemente. “Sale los viernes de rumba, me avisa en la noche y no regresa sino hasta el domingo en la noche; no le digo nada porque no quiero que me deje”. Sin importarle los desprecios y malos tratos de su esposa, continúan llevando una vida de marido y mujer.

Su sexualidad comienza antes de presentar las dificultades para caminar. A los dieciocho años de edad pierde la virginidad con la mujer que actualmente tiene como pareja. A pesar de vivir bajo el mismo techo, tienen una vida sexual distante, pues intiman cada dos meses debido a que ella casi siempre está indispuesta. El momento de hacer el amor es silencioso y sin mayor esfuerzo. Confesó que en ocasiones le cuesta llegar al clímax. Su esposa tiende a apurarlo una vez que ella llega a su orgasmo y lo presiona diciéndole “apúrate, estoy cansada”, hecho que lo ha llevado a desarrollar una eyaculación precoz.

Humildad y familia

Nació en Maracay, estado Aragua; tiempo después se trasladan a la capital, donde residen actualmente. Sus gastos económicos son costeados por su madre, quien lo ayuda dándole algo de dinero por hacerle “mandados”. Por otra parte, se “rebusca” vendiendo helados en su casa para darle dinero a sus hijos y el pasaje a su esposa. “He intentado conseguir pensión de discapacidad pero hasta los momentos no me dan respuesta”.gf

Educación Sexual en Periodismo

Entrevistas testimoniales realizadas por estudiantes de Comunicación Social para la cátedra Educación Sexual en el Periodismo, dictada por la Msc. Jenny Marques en la Universidad Católica Santa Rosa.

Génesis Ordoñez / Andreina López – @andreina1203 – @gene_marbe

09/06/2015

Publicada por el diario La Región: https://www.diariolaregion.net/2015/06/09/mi-esposa-me-rechaza-pero-aun-sigo-con-ella/

 

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