La ansiedad impulsa a la persona a enfocar su atención en sus inseguridades y no en el disfrute del momento. Esto ocasiona nerviosismo, angustia, distracciones que mayormente influye en una disfunción sexual, haciendo que la ansiedad se incremente en próximas relaciones.
- Inseguridades físicas impuestas por la sociedad como: no tener un cuerpo bonito, no mantener una erección por largo tiempo, el pene no sea lo suficientemente grande. Falta de autoestima o dificultad para aceptar el propio cuerpo.
- Inseguridades emocionales como: considerarse malo en la cama, eyaculación precoz, no lograr la satisfacción de la pareja, no alcanzar el orgasmo.
- Una experiencia traumática de abuso.
- Cuando la iniciación sexual sucede a una edad muy temprana y no se tienen los conocimientos previos.
- Una educación sexual limitada, en la que el sexo es cuestionado (por ideologías religiosas, errores de concepto en la crianza, crianza rígida, entre muchos otros elementos).
- Prejuicios, mitos y una mala información sexual.
La ansiedad sexual puede surgir por diferentes factores:
El miedo a fracasar, una escasa educación sexual, falta de experiencia, de conocimientos son factores que también pueden causar temor a no tener un desempeño adecuado.
Cuando el paciente detecta este inconveniente, se hace más fácil solucionarlo. Con la ayuda de un sexólogo o especialista en salud mental con conocimientos en el área sexual (médico sexólogo o psiquiátra) que lo ayudarán a regular los niveles de ansiedad y poco a poco lograr la eliminación de los puntos de enfoque negativos, para así disfrutar de una vida íntima totalmente placentera.
Colaboradora: Georgina Añanguren